The last Chans

Sigue sin tener la rapidez de Observa, ni la agudeza de Montevideo.com, ni la agilidad de Pimba. Mejor andate rápìdo

miércoles, agosto 15, 2007

Un país de cornudos


Vivimos en un país de cornudos. Pasa en política, cuando la gente se queja y no hace nada por cambiar, hasta en el ómnibus, cuando el conductor del vehículo va despacio para cumplir un horario y la gente mira con rabia pero no se mueve del asiento.
Yo pensé que lo de Peñarol era esa característica tan uruguaya. Pero es peor: este caso demostró que el hincha aurinegro no tiene ética.

Pasaron dos meses desde que Peñarol se vendió al bajo precio de la necesidad. La gente se indignó ante aquellos que ganaron una elección prometiendo independencia y después aceptaron sin más trámite las indicaciones de Casal, y hasta fueron a reunirse en Tenfield. Que echaron a uno de los técnicos que más alegrías les regaló, todo porque se los exigió Paco.

Sin embargo, aquello es historia antigua. Ya nadie se acuerda de Gregorio, de la independencia, de que Casal perjudicaba a Peñarol y de que había que buscar un camino alternativo. Que más valía ser pobre que indigno, y que se estaba ante una nueva era, donde las instituciones recuperarían la dignidad ante los empresarios. Hoy importa si Pacheco está en condiciones, si Matosas tiene el equipo que quiere, si Petete es el de antes. Nadie se acuerda de los que violaron su palabra. Que se rindieron ante el poder y que complicaron la labor de otros que sí quieren ser dignos, como Danubio, que cada vez se siente más solo al intentar negociar de igual a igual. Y seguramente esos duerman tranquilos, porque la gente, en su canibalesco afán de triunfos, hace rato que dejó la ética de lado. Seguramente muchos hayan pensado en protestar, pero protestar da trabajo, es incómodo. Es mucho más fácil entregarse al oro barato del hoy. Es probable que Peñarol gane el Uruguayo. Quizás en ese momento, en pleno festejo, a alguien se le ocurra que para lograr eso todos, dirigentes e hinchas, vendieron su alma. Y ya no tendrá el mismo sabor que antes.

miércoles, agosto 08, 2007

LA VUELTA

Después de que ninguno de mis cibercolegas decidió apoyarme en mi cruzada contra blogger y su pandilla, me retiré con mi amigo V, anarquista él, para planear una venganza dentro de un año: explotar el parlamento. Por eso nos fuimos a su casa, en los subuselos de una ciudad del primer mundo. Onda las Torugas Ninja (¿que? Acaso estaba pensando en algo más elevado, algo así como Inglaterra dentro de 50 años, armas biológicas y un superhéroe de comics? Si querían eso vayan a ver a Natalie Portman que está buenísma y actúa aún mejor.)
Decidí vengarme. Me rapé, aprendí artes marciales y salí a matar a cuanto opositor se me cruzara en el camino. Así que decidan. Soy como Bush, como Chávez, Osama, Sánchez Padilla o Jackie Rodriguez Stratta: o están conmigo o contra mí.

Hay muchas cosas que están mal en este mundo, y sino se van a arreglar, por los menos vamos a romperle las pelotas a los que la causan.

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