The last Chans

Sigue sin tener la rapidez de Observa, ni la agudeza de Montevideo.com, ni la agilidad de Pimba. Mejor andate rápìdo

viernes, noviembre 10, 2006

Crónicas de viaje (III)




Diana y Chuck Norris


Pero llegamos al hotel, y encontré a Diana, que me esperaba. No era la de Gales, sino una más fea, petisa, y con cara de china, con rostro para tras, la frente hacia adelante, los ojos medianamente rasgados y el pelo profundamente negro, sin forma, muy oficial. Era una de las funcionarias del Ministerio de Relaciones exteriores, nuestra traductora en ese semana. Nunca salude con tanta alegría a un auténtico desconocido, y encima, que por omisión me había hecho pasar uno de los peores ratos de mi vida. Se justificó en dificultoso español. Bah, más bien no se justificó. Y juzgué que ella hizo lo más lógico en su cabeza: si no se ajustaba al plan lógico, no era su responsabilidad.
- Lo esperábamos a las dos de la tarde. Hasta tres y media.
- -Ah. Bueno- (silencio) -¿Que hago?-
- -Tome este libro- (China: datos y números Ediciones Xixhuan. Beijing, 2003).-Nos vemos mañana a las 9.-
- ¿Qué? Puedo comer? Puedo hacer una llamada? ¿Puedo conocer a mis compañeros?
- Por supuesto. Hable con los señores de la recepción.

Tuve que pagarle US$ 20 propina al del aeropuerto, que se quedó parado en mi habitación esperando algo. Espero que eso fuera lo que quisiera. Mi primer día en china terminó comiendo un Jam and Cheese en un restaurant vacío, llamando a Montevideo a decir que estaba vivo, y viendo CNN Asia, el contacto más directo con algo que no fuese chino. Y me dormí viendo en HBO una de Chuck Norris.

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