The last Chans

Sigue sin tener la rapidez de Observa, ni la agudeza de Montevideo.com, ni la agilidad de Pimba. Mejor andate rápìdo

viernes, noviembre 10, 2006

Crónicas de viaje (II): 598-2. ¿Hola?




Encontrar un teléfono fue una quimera. Claro, hacer entender que uno es periodista, que viene invitado por el gobierno, y que no sabe a qué hotel va y quien lo espera, y encima decir que es de Uruguay, es un cuento tragicómico.
Pero lo encontré. Había que llamar, mejor dicho había que hacerle entender al vendedor, un chinito de no más de 18 años, que quería llamar a Uruguay.

A Uruguay. Iuruguei. South America.
-Oh Oh, America- y me mostraba el código de EEUU
-No, South America.-
Mejor lo busco yo.
Primero el código para salir de China. Después el 598 -2 bendito. Después encontrar alguien de la embajada un domingo a las 8 de la mañana. Después llamar a casa para que insistieran.
Luego de una hora y media conseguí los datos tan esperados: Beijing Internacional Hotel y Xu Wei, o Diana en español.
Pero tenía que deshacerme del empleado del aeropuerto que me ayudaba a discar. Una lucha idiomática cuerpo a cuerpo, para hacerle entender que quería llegar y dormir. Y él que quería que me tomara algo más caro, pero que llegaba más rápido. O eso le entendía yo en ese inglés chapurriento que espetaba.
Me terminé subiendo con el al taxi. Le indicó al taxista a donde ir y le pregunté de que trabajaba en el aeropuerto, como para acompañar a un turista en un viaje de 20 minutos al centro y después volver. Le entendí que era ayudante. Se puso a hablar con el chofer, y a reírse, mientras yo miraba por la ventana una ciudad gigante con calles anchas como autopistas., como si todas las esquinas fueran una Nueve de Julio y Corrientes. Pregunté una vez de que hablaban pero a la segunda era obvio que molestaba. Y no era muy difícil imaginarme en la bañera de un hotel, frente a un letrero pintado en sangre que decía que mis hígados los estaba comprando un marroquí en la frontera con Mongolia.

Who links to me?