Un boliche pa´ los giles

A lo jóvenes nos falta boliche. Lo dijo Eugenio Figueredo, presidente de la AUF, ante la acusación de un periodista (joven, él) de que en la eliminatoria pasada se habían intentado arreglar partidos a favor de Uruguay. No lo inventó él, se lo dijo el árbitro encargado de dirigir uno de esos partidos, uno en que el equipo de todos los uruguayos no participaba. Claro que a esta altura ya es ex árbitro, porque unos pocos meses del intento fallido de soborno lo dieron de baja.
Que lástima que a la juventud le falte boliche. Aunque no creo que sea una condición sine qua non de la juventud. Mucha gente, incluida los supuestos faltos de boliche, me comentaron, palabras mas, palabras menos: "¿que necesidad de contarlo ahora? Es una falta de oportunismo. Justo ahora que estamos por clasificarnos, venir a hablar de eso..."

No es cuestión de ser jóvenes. Hay muchos uruguayos con boliche. El resto son “Malos uruguayos”, como muy bien dice Jorge Fossati, otro con mucho boliche encima: “los enemigos no merecerían entrar más a un estadio donde juegue Uruguay."
Es verdad: qué malos uruguayos. No se merecen entrar nunca más a un estadio. Porque en ese estadio están los auténticos uruguayos, los que garronean la entrada a un amigo para no ser los giles que pagan. En el estadio están los que compran la entrada de la reventa, por encima de los giles que se quedaron sin entrada por hacer la cola. Esos sí son uruguayos, como los que se enorgullecen de que por fin nuestros dirigente se hagan valer. Son los mismos que se quejan de los políticos, pero en cuanto pueden buscan a algún amigo empleado público que le facilite los trámites, no tiene problema en pasar por encima de los cientos que hacen el trámite normalmente. De última, que se jodan por no tener a un conocido. No van a ser los giles que no lo hagan.

Capaz que tengo que ir más al boliche y ser más uruguayo. Y no sólo por gritar los goles de Zalayeta. Voy a tener el trámite antes, la entrada gratis y a Uruguay en el mundial. Al mundial vamos todos. Los periodistas también, y por eso se tienen que callar las denuncias de corrupción, o no publicar el equipo que jugará el domingo. La patria va mucho más allá de la profesión: no vas a ser tan gil de hacer tu trabajo si nos perjudicás a todos. No es de uruguayo
Sí es de uruguayo mirar para el costado. No sea cosa de averiguar si efectivamente hubo corrupción: el que lo denuncia es mal uruguayo, y por ende, es un gil. Ser giles no es de uruguayo.

Lo voy a pensar. Por ahora sigo siendo un gil sin boliche.